1. Identificar y señalar el verbo o los
verbos (si se trata de una oración compuesta). Reconocer las perífrasis
verbales, si las hubiera.
2. En el caso de las oraciones
compuestas, identificar y señalar los nexos. Establecer después los límites de
cada coordinada o subordinada, indicando la clase a la que pertenecen.
3. Analizar después cada proposición de
manera individual, como si fuera una oración simple, pero teniendo en cuenta
las dependencias de las subordinadas.
4. Partiendo del verbo, deducir el
sujeto.
Advertencias:
a) el sujeto no puede llevar
preposición (excepto entre, en oraciones del tipo: “Entre los cuatro
resolvieron el problema”). Por eso, el sujeto nunca puede ser una
construcción del tipo “a mí”, “a ti”, etc.
b) Si la oración está en voz pasiva,
el sujeto recibe el nombre de sujeto paciente y, semánticamente, observamos que
la acción del verbo recae sobre él: “La niña fue premiada por sus
padres” (lo que se corresponde a la oración en voz activa: “Sus padres
premiaron a la niña”).
c) El sujeto (siempre un sintagma
nominal (SN), salvo en la excepción señalada en el apartado a) puede llevar sus
propios complementos, en forma de adjetivo (“El niño guapo canta una
canción”), de sintagma preposicional (SPrep) (“La hija de tu vecina ha
crecido mucho”) o de sintagma nominal en aposición (“Tu primo Antonio
dice muchas tonterías”).
d) El sujeto es la única parte de la
oración que tiene que concordar en número y persona con el verbo, por lo que,
ante una duda sobre el sujeto, cambiar el número del verbo o del posible sujeto
nos puede ayudar a identificarlo. Así, en “Me gusta esa canción”, si
pluralizamos el verbo quedará claro que “esa canción” es el sujeto, pues nos
obligaría a poner esto también en plural: “Me gustan esas canciones”; no es
posible *“Me gustan esa canción”.
5. Una vez que hemos identificado el
predicado de la oración, marcaremos los sintagmas (nominales, preposicionales,
adjetivos o adverbiales) que pudiera haber, comenzando desde el final.
Previamente habremos identificado la categoría morfológica de cada palabra
(nombre, adjetivo, pronombre, determinante, etc.). Cada tipo de sintagma recibe
el nombre de la palabra principal, salvo en el caso del SPrep, donde esta es un
nombre y no una preposición.
6. Dejaremos para el final de nuestro
análisis los pronombres personales en función de complemento (me, te,
se, nos, os, se, lo,
la, le, los, las, les)
y los que tienen la misma forma que estos (reflexivos, recíprocos, los de los
verbos pronominales, etc.).
7. Delimitados los sintagmas,
señalaremos las funciones que estos desempeñan, teniendo en cuenta previamente
si complementan a un nombre (CN), a un adjetivo (CAdj), a un adverbio (CAdv) o
al verbo (CD, CI, CC, CR o CS, CP, Atributo o CAg de la pasiva).
8. El complemento directo (CD)
a) Puede ser un SN o un SPrep con la
preposición a. Nunca podrá haber un CD con otra preposición distinta
a esta.
b) Podemos identificar el CD
vertiendo la oración a la voz pasiva: el sujeto paciente de la voz pasiva será siempre
el CD de la activa de la que procede.
c) En oraciones impersonales con haber
o hacer puede ser útil sustituir el presunto CD por los pronombres lo,
la, los, las, según el caso: “Había muchas personas
en la calle”; “Las había”. “Hacía calor”; “Lo hacía”. En
estos casos no es posible construir la voz pasiva.
9. El complemento indirecto (CI)
Siempre será un SPrep con la
preposición a. Ninguna otra preposición es posible. Para no confundirlo
con el CD deberemos tener en cuenta los criterios que, para identificar a este,
hemos señalado en el punto anterior.
10. Los complementos circunstanciales (CC)
a) Van introducidos por un SN, por un SPrep o por un adverbio o locución
adverbial.
b) Pueden ser de lugar, de modo, de
tiempo, de causa, de compañía, de instrumento, de finalidad, de cantidad o de
destinatario (“Lo he traído para tu hermana”).
11. El complemento suplemento o de régimen
(CR o CS)
a) Se hace necesario con algunos
verbos que exigen su presencia, pues no podrían funcionar sin este complemento.
Los verbos exigen, también, una preposición concreta, por lo que este tipo de
complemento será siempre un sintagma preposicional: influir en, dedicarse a, confiar en, hablar de, pensar en, acordarse de, aspirar a...
b) Como fórmula para identificarlo
podemos descartar que se trate de un complemento circunstancial (al que se
parece en su forma), comprobando que no es ninguno de los que hemos señalado en
el apartado 10 b.
12. El complemento predicativo (CP)
a) Generalmente es un adjetivo que
complementa a la vez al verbo y a un sustantivo (este puede ser el sujeto o el
CD de la oración): “Los niños vinieron cansados de la excursión”;
“Encontramos los platos vacíos”.
b) El predicativo es un adjetivo con
apariencia de complemento circunstancial, función que no puede desempeñar el
adjetivo por sí solo. Si nos fijamos en él, veremos que con respecto al verbo
parece, como acabamos de decir, un complemento circunstancial de modo, y con
respecto al sustantivo, un complemento del nombre. Importante: si el
adjetivo está adverbializado sí puede ser complemento circunstancial, como en
“Hemos trabajado duro toda esta semana”, donde “duro” es un adjetivo en
función adverbial, que equivale a “duramente”.
c) Actúa con verbos predicativos,
pero sería posible sustituir cualquiera de estos por un verbo copulativo. Así,
en “Los niños vinieron cansados”, parece ocultarse una oración del tipo
“Los niños estaban cansados [cuando vinieron]”.
d) Esta función pueden desempeñarla
también nombres (“Nombraron ministro a Leandro”), gerundios
(“Encontramos el agua cociendo”) y algunos SPrep (“Almudena trabaja de
peluquera en el centro comercial”).
13. El atributo (At)
Es un adjetivo (SAdj), un SN o un
SPrep que dan cualidades al sujeto de la oración, al que se unen por medio de
un verbo copulativo (ser, estar, parecer): “La niña es buena”, “La niña
es un encanto”, “La niña es de Sevilla”.
El atributo puede ser sustituido
siempre por el pronombre lo.
14. El complemento agente (CAg)
Solo se da en la voz pasiva y va
siempre introducido por la preposición por: “La niña fue premiada por
sus padres”. Como vemos, el verbo, en estos casos, debe ir en voz pasiva
(auxiliar ser y verbo conjugado en forma de participio: “fue premiada”).
15. Finalmente analizamos los pronombres
a los que nos hemos referido en el apartado 6, teniendo en cuenta que la,
lo, las y los siempre serán CD, y le y les
siempre serán CI. El resto pueden cumplir una función (CD o CI) o no cumplir
ninguna función sintáctica. El
primer caso lo constituyen los pronombres personales, reflexivos y recíprocos.
Si el pronombre (me, te, se,
nos, os, se) no concuerda
en número y persona con el verbo, será siempre un pronombre personal, y hará de
CD si no hay otro CD en la oración y el verbo es transitivo. En caso de que
hubiera otro CD en la oración o el verbo fuera intransitivo, el pronombre
personal pasaría a la función de CI. En este primer caso, el pronombre se
solo podrá funcionar como CI en sustitución de le o les e irá
siempre en la oración seguido de un pronombre de CD (la, lo, las, los): “Se lo
dijeron”, “Se las regalaron”. Nunca podrá ser CD.
Los pronombres reflexivos sí
concuerdan en número y persona con el verbo, pero pueden funcionar como CD
o CI, en las mismas condiciones que los pronombres personales (con la excepción
de se, que, en este caso sí puede hacer de CD).
Los pronombres recíprocos también
concuerdan en número y persona con el verbo y, como los reflexivos, pueden
hacer funciones de CD o CI en las mismas condiciones que estos. Los pronombres recíprocos
solo existen en plural (nos, os, se):
“Ellos se quieren” (CD), “Nosotros nos damos la mano” (CI).
Los verbos de las construcciones
reflexivas y recíprocas son siempre transitivos.
En el resto de los casos, los
pronombres me, te, se, nos, os,
se, concuerdan en número y
persona con el verbo y no cumplen ninguna función sintáctica.
16. El pronombre se puede,
también, ser una marca de la voz pasiva refleja (“Se conocen ya los
resultados de la encuesta”, equivalente a “Los resultados de la encuesta son
conocidos por alguien”) o una marca de oración impersonal (“Se vive bien
aquí”, donde no hay un sujeto preciso, el cual, como mucho, aparece diluido en
el pronombre, aunque este no hace función de sujeto). En ambos caso, se
no cumple ninguna de las funciones sintácticas arriba explicadas y nos
referiremos a él como “marca de pasiva” o “marca de impersonalidad”.
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