ALEGORÍA:
Sucesión de metáforas que, todas juntas, definen una realidad. Es una correspondencia
prolongada entre lo que el autor cuenta (una serie de términos imagen relacionados entre sí) y lo que
quiere decir (una serie de términos reales
que se relacionan, uno a uno, con sus respectivas imágenes). Será siempre
necesario entender previamente la comparación inicial de la cual parte el
autor.
“Un pastorcico solo está penado
ajeno de placer y de
contento,
y en su pastora puesto el pensamiento,
y el pecho del amor muy
lastimado (...)
Que solo de pensar que está
olvidado
de su bella pastora, con gran pena
se deja maltratar en tierra ajena,
el pecho del amor muy
lastimado”.
(San
Juan de la Cruz)
En negrita, las expresiones que
configuran la alegoría. Así, el pastorcico
se refiere a Cristo, la pastora al
alma pecadora de los hombres, y la expresión “se deja maltratar en tierra ajena”,
hace referencia a la Pasión de Cristo y al Mundo, respectivamente. (Ver
METÁFORA)
También llamamos alegorías a las
representaciones de realidades abstractas por medio de atributos que,
metafóricamente, aluden al significado de aquellas, como la Muerte (una
guadaña, una túnica negra y una faz de calavera) o la Justicia (una mujer con
los ojos vendados que sostiene en su mano una balanza nivelada).
ALITERACIÓN:
Repetición de un mismo fonema, con fines expresivos o rítmicos: “Con el ala
aleve del leve abanico” (Rubén Darío).
ANADIPLOSIS:
Repetición del final de un verso o frase al comienzo del siguiente verso o
frase:
“(...) de un confesor santo
quiero hacer una prosa.
Quiero hacer una prosa en román paladino
en cual suele el pueblo...”
(Gonzalo
de Berceo)
ANÁFORA:
Repetición de una o varias palabras al comienzo de versos o frases seguidas:
Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
(Miguel
Hernández)
ANTÍFRASIS:
Expresión que significa lo contrario de lo que se dice. Ironía: “¡Pero, qué
gracioso es este niño!” (dando a entender que no solo no es gracioso, sino que
es un impertinente).
ANTÍTESIS:
Combinación de dos términos o expresiones contrarias, opuestas: “Yo velo cuando
tú duermes, yo lloro cuando tú cantas”. (Miguel de Cervantes).
ANTONOMASIA:
Utilización de un nombre propio como si fuera común, en virtud de las
cualidades del personaje que lo llevó, que se transmiten así, como si se
tratara de un adjetivo, al ser al que se le denomina de tal forma: De un hombre
podemos decir que es “un donjuan” o un “tenorio”, si es un mujeriego. Una mujer
sería una “celestina” si se dedicase al oficio de alcahueta.
APÓSTROFE:
Apelación, llamada de atención dirigida a personas presentes, ausentes,
muertos, divinidades o seres inanimados:
“¡Oh
bosques y espesuras
plantadas
por la mano del Amado!,
¡oh
prado de verduras
de
flores esmaltado!,
decid
si por vosotros ha pasado”.
(San Juan de
la Cruz)
ASÍNDETON:
Ausencia de nexos (principalmente copulativos), allí donde debería haberlos: “Vuela
como una torpe mariposa moribunda, rozando, en leves golpes, las paredes, los muebles, la lámpara
encendida”. (Camilo José Cela).
(Ver
POLISÍNDETON)
CALAMBUR: Combinación de palabras diferentes que poseen significantes que, al oído, se
perciben como iguales, creando un juego de palabras: “Con dados ganan condados”.
(Luis de Góngora).
CONCATENACIÓN: Repetición
de una palabra o varias al final de un verso o frase y al principio del
siguiente, de manera encadenada:
“Sobre
el corazón un ancla
y
sobre el ancla una estrella
y
sobre la estrella el viento
y
sobre el viento la vela”
(Rafael
Alberti)
COMPARACIÓN:
Consiste en relacionar dos ideas o dos objetos (o un objeto y una idea), en
virtud de una similitud entre ellos. Llámase también Símil:
“Flérida
para mí dulce y sabrosa
más
que la fruta de cercado ajeno...”
(Garcilaso de
la Vega)
Nótese que la comparación se establece mediante la
fórmula “más que”, pero también serían utilizables otras: “como”, “menos que”, “tan...como”...
(Ver
METÁFORA)
DILOGÍA: Palabra
polisémica que, empleada una sola vez, aporta simultáneamente dos significados:
“Él era
un clérigo cerbatana, largo solo en
el talle...” (Francisco de Quevedo).
La palabra “largo” tenía en época de
Quevedo dos significados: “largo” (de gran longitud), y “generoso”, “desprendido”.
Luego Quevedo nos está diciendo aquí, que el clérigo era alto, pero avariento.
ELIPSIS:
Supresión de algún elemento que se sobrentiende por el contexto o por el
sentido de la frase:
“Por
una mirada, un mundo,
por
una sonrisa, un cielo,
por
un beso..., ¡yo no sé
qué
te diera por un beso!”
(Gustavo
Adolfo Bécquer)
En los dos primeros versos se ha
suprimido el verbo “dar”, que sí está presente al final del poema.
ENUMERACIÓN:
Sucesión de palabras o expresiones, separadas por comas, que no observan ningún
orden concreto: “...convidan,
despiden, llaman, niegan,
señalan amor, pronuncian enemiga, ensáñanse presto...” (Fernando de
Rojas).
(Ver
GRADACIÓN)
EPANADIPLOSIS: Repetición
de una palabra al principio y al final de un verso o de una frase:
“...que
tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del
alma, compañero”.
(Miguel
Hernández)
EPIFONEMA: Exclamación usada por el autor para hacer un comentario personal sobre
lo que acaba de exponer: “Ninguna cosa alborota más a los vasallos que el robo
y soborno de los ministros, porque los irritan con los daños propios, con la
envidia a los que se enriquecen y con el odio al Príncipe que no lo remedia... ¡Oh infeliz el Príncipe y el Estado que se
pierden porque se enriquezcan sus ministros!” (Diego de Saavedra Fajardo).
EPÍFORA:
Repetición de una o varias palabras al final de varios versos consecutivos o al
final de varios párrafos u oraciones: “Parece
que los gitanos y gitanas solamente nacieron en el mundo para ser ladrones: nacen de padres ladrones, críanse con ladrones, estudian para ladrones...” (Miguel de Cervantes).
EPÍTETO:
Adjetivo que, añadido a un sustantivo, no modifica el significado ni la
comprensión de este. Tiene, casi siempre, un valor pictórico o de descripción
redundante:
“...por
ti la verde hierba, el fresco viento,
el
blanco lirio y colorada rosa
y
dulce primavera deseaba”
(Garcilaso de
la Vega)
EXCLAMACIÓN:
Consiste en la intensificación de un enunciado, expresando emoción, estima,
interés...:
“¡Cómo
de entre mis manos te resbalas!
¡Oh,
cómo te deslizas, edad mía!”
(Francisco de
Quevedo)
GRADACIÓN:
Sucesión de palabras o expresiones, separadas por comas, ordenadas de menos a
más (o viceversa), de mayor a menor (o viceversa), etc.:
“...allí
los ríos caudales,
allí
los otros medianos
y
más chicos...”
(Jorge
Manrique)
(Ver
ENUMERACIÓN)
HIPÁLAGE: Se
atribuye una cualidad o una acción a un sustantivo al que no le corresponde:
“¿Quién me dijera, Elisa, vida mía,
cuando
en aqueste valle al fresco viento
andábamos
cogiendo tiernas flores,
que
había de ver, con largo apartamiento,
venir
el triste y solitario día
que
diese amargo fin a mis amores?”
(Garcilaso de la
Vega)
Los adjetivos “triste” y
“solitario”, en realidad definen el estado de ánimo del que habla, lo mismo que
el adjetivo “amargo”, asociado a “fin”. En todos los casos hay un
desplazamiento de las cualidades expresadas.
HIPÉRBATON:
Alteración del orden lógico de las palabras dentro de la frase. Normalmente es
usado con fines expresivos y, en algunas épocas, por un deseo de aproximación a
la sintaxis latina:
“El
dulce lamentar de dos pastores,
Salicio
juntamente y Nemoroso...”
(Garcilaso de
la Vega)
HIPÉRBOLE:
Exageración en el planteamiento de la realidad representada: “Mandaron los
doctores que por nueve días, no hablase nadie recio en nuestro aposento porque,
como estaban huecos los estómagos, sonaba en ellos el eco de cualquiera
palabra”. (Francisco de Quevedo).
HOMOIOTELEUTON:
Semejanza entre la última sílaba de dos o más palabras. De producirse en un
texto en prosa, daría lugar a la rima interna: “...soy el que no era y no soy el que debiera...” (Fray Antonio de Guevara).
HYSTERON-PROTERON: Es una modalidad de hipérbaton que consiste
en anteponer lo que, según la lógica de la frase, debería posponerse: “Muramos,
y lancémonos en medio del combate”
(Ver
HIPÉRBATON)
INTERROGACIÓN RETÓRICA:
Pregunta que no espera una respuesta efectiva, sino que se hace para
intensificar una afirmación o expresar una emoción o un sentimiento:
“¿Por
qué volvéis a la memoria mía,
tristes
recuerdos del placer perdido
a
aumentar la ansiedad y la agonía
de
este desierto corazón herido?”
(José de
Espronceda)
LÍTOTE: Se
niega lo contrario de lo que se quiere afirmar, por medio de una negación atenuada:
“Eso no está muy bien”, con lo que se nos está diciendo que “está mal”. Una
atenuación parecida encontramos en el siguiente verso: “Unas hojas no verdes”. (Vicente
Aleixandre).
METÁFORA:
Sustitución de una palabra o expresión por otra con la que guarda una relación
(a veces muy subjetiva). En la metáfora se produce una identificación entre el
objeto designado y el término que lo sustituye. Hay, pues, dos partes
diferenciadas: el término real (ojos) y el término imagen (estrellas). De ahí
la metáfora: “Tus ojos son estrellas”. Se produce, como vemos, una
identificación, no una comparación. Distinguiremos los siguientes tipos de
metáfora:
a)
R es I:
“La
cebolla es escarcha
cerrada
y pobre...”
(Miguel
Hernández)
b)
En este ejemplo, R (término real), es “la
cebolla”, mientras I (término imagen), es “escarcha”.
c)
I de R:
“El
jinete se acercaba
tocando
el tambor del llano”
(Federico García Lorca)
d) R:I (o R,I); Metáfora aposicional: “Golondrinas, breves noches...” (Juan Ramón Jiménez).
e)
R:i,i,i...
Metáfora impresionista: “Entra el cotarro modernista (R), greñas (i), pipas
(i), gabanes repelados (i), y alguna capa (i)”. (Ramón del Valle Inclán).
f)
I en lugar de R. Metáfora pura:
“Su
luna de pergamino
Preciosa
tocando viene”
(Federico
García Lorca)
Aquí, “luna de pergamino” es una
metáfora pura que sustituye a “pandereta”. Como se ve, no hay ninguna mención
en el texto al término real.
La metáfora procede del símil o
comparación y consiste en la eliminación del nexo comparativo. Así, del símil “Tus
ojos son como estrellas”, llegamos a la metáfora “Tus ojos son estrellas”. (Ver
COMPARACIÓN)
METONIMIA: Está
basada en una relación de contigüidad entre el término real y el término
imagen. La cercanía entre ambos hace que el segundo contagie al primero y le
preste su nombre:
“Antonio
Torres Heredia,
hijo
y nieto de Camborios,
viene
sin vara de mimbre
entre
los cinco tricornios”.
(Federico
García Lorca)
Los “cinco tricornios” se asimilan a
la guardia civil, como una parte integrante de su uniforme.
Pueden producirse, entre otras, las
siguientes relaciones:
a)
continente por contenido: “tomaron unas copas”
(en lugar de vino).
b)
lugar de procedencia por cosa que de allí
procede: “Es un Valdepeñas del 83” (en lugar de un vino de Valdepeñas).
c)
signo por cosa significada: “Luchó por defender
su bandera”. (patria).
d)
autor por su obra: “Leo a Cervantes”, “Ha
comprado un Picasso” (un libro de
Cervantes, un cuadro de Picasso).
e)
el instrumento por la persona que lo toca: “El
batería hizo un solo que impresionó al público” (el músico que tocaba la batería).
(Ver SINÉCDOQUE y METÁFORA)
PARADOJA:
Oposición de dos ideas o conceptos aparentemente contradictorios que,
literalmente, parece que no pueden convivir:
“Vivo
sin vivir en mí
y
tan alta vida espero,
que
muero porque no muero”.
(Santa Teresa de Jesús)
(Ver
ANTÍTESIS)
PARALELISMO:
Repetición de una misma estructura sintáctica en dos o más versos (o frases). A
veces puede haber alguna modificación mínima de la estructura a repetir:
“Los
suspiros son aire y van al aire,
las
lágrimas son agua y van al mar”.
(Gustavo
Adolfo Bécquer)
PARONOMASIA:
Consiste en la combinación de dos o más palabras cuyos significantes son muy
parecidos: “La verdad padece, pero
no perece”. (Santa Teresa de Jesús).
PERÍFRASIS: Se
expresa una idea por medio de un rodeo sintáctico. Esto es, lo que se podría
decir brevemente, se dice por extenso, con muchas palabras: “Apenas había el
rubicundo Apolo tendido por la faz de la ancha y espaciosa tierra las doradas
hebras de sus hermosos cabellos...” (Miguel de Cervantes). En realidad quiere
decir: “Apenas amaneció”.
PLEONASMO:
Consiste en emplear vocablos o expresiones de carácter redundante que, a pesar
de su apariencia innecesaria, dan fuerza, gracia o vigor a la frase: “De los sus ojos tan fuertemente llorando...” (Cantar de Mio Cid). Resulta evidente que si llora lo hace con sus
ojos.
POLIPTOTON: Se
trata de repetir una palabra variando ligeramente su morfología (por medio de
morfemas derivativos o por simple cambio de género, número, modo, persona...). A
veces se modifica la función sintáctica del vocablo:
“Es
amor fuerza tan fuerte,
que
fuerza toda razón;
una
fuerza de tal suerte,
que
todo seso convierte
en
su fuerza y afición;
una
porfía forzosa
que
no se puede vencer,
cuya
fuerza porfiosa
hacemos
más poderosa
queriéndonos
defender”.
(Jorge
Manrique)
POLISÍNDETON:
Empleo masivo de conjunciones (normalmente copulativas):
“...y
los dejó, y cayó en despeñadero
el
carro y el caballo y caballero...”
(Fernando de
Herrera)
(Ver
ASÍNDETON)
PRETERICIÓN: Consiste
en decir que no se va a decir algo cuando, de hecho, se está diciendo en la
misma negación: “No hablaré de tu mal comportamiento”.
PROSOPOPEYA:
Consiste en atribuir cualidades humanas a seres inanimados o a animales.
También se llama personificación:
“Viene
una esencia triste de jazmines con luna
y
el llanto de una música romántica y
lejana...”
(Juan Ramón
Jiménez)
QUIASMO:
Especie de paralelismo en el que los elementos que se repiten se encuentran en
el orden contrario; adjetivo-nombre / nombre adjetivo: adverbio-verbo /
verbo-adverbio: “Ayer naciste y morirás mañana” (Luis de Góngora).
RETRUÉCANO: Se
repite una frase cambiando el orden de sus elementos: “¿No voy contigo porque
no me quieres o no me quieres porque no voy contigo?”
SINÉCDOQUE: Se
basa, como la metonimia, en la contigüidad, solo que ahora, la fórmula es “pars
pro toto” (la parte por el todo), o “totum pro parte” (el todo por la parte):
“Vuestro
corazón de acero
muestre
su esfuerzo famoso...”
(Jorge
Manrique)
Se emplea también para otros casos:
a)
el género por la especie: “los mortales”, en
lugar de los hombres.
b)
la especie por el género: “gana el pan con el
sudor de su frente”, donde pan está
sustituyendo a todos los alimentos.
La
sinécdoque es, en realidad, un tipo de metonimia.
(Ver
METONIMIA)
SINESTESIA: Se le
otorgan cualidades de un sentido humano a otro: “labios dulces”, “música suave”...
También se da cuando se asocian las sensaciones con sentimientos internos, como
“tristeza azul” o “música alegre”:
“¿Piensa
acaso en el príncipe de Golconda o de China,
o
en el que ha detenido su carroza argentina
para
ver de sus ojos la dulzura de luz?”
(Rubén Darío)
TAUTOLOGÍA:
Consiste en repetir una idea con términos diferentes, con la pretensión de
explicar dicha idea, pero sin añadir, en realidad, nada nuevo a lo que ya se ha
dicho. Tiene cierto parecido con la redundancia, pero se diferencia en que esta
es, quizás, más torpe:
“Si
tuvieres dinero, tendrás consolación,
alegría
y placer y del Papa ración;
comprarás Paraíso, ganarás
salvación...”
(Juan Ruiz,
Arcipreste de Hita)
ZEUGMA: Se
hace intervenir en dos o más enunciados un término que solo se expresa en uno
de ellos, generalmente en el primero que se cita: “Con más breves razones de
las que sean posibles, daré fin a mi
cuento, con darle al de mi vida...” (Miguel de
Cervantes).
Aquí, la palabra “cuento” significa “relato”
y “final”. “Dar cuento a algo” es poner fin a algo.
Y aquí damos cuento a esta relación
de figuras retóricas. Vale.
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